perra

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jueves, 25 de junio de 2009

"El Cine"

Todo empezó con un anuncio, había puesto ya algunos, pero sin ningún resultado pero éste fue diferente. El anuncio estaba dirigido a una mujer con ganas de emociones fuertes, para un encuentro en un lugar público y en el que no pudiera ver a la persona con la que contactaba. Tendría que estar dispuesta a cualquier cosa.
La dirección de contacto: un apartado de correos. Como de costumbre no obtuve demasiado éxito, sólo una persona contesto. Era un hombre que quería tener contenta a su mujer, ya habían probado intercambios de parejas, tríos de todo tipo, e incluso alguna experiencia s/m pero puramente erótica, atar las manos, los pies, etc.
Al contestar a su carta le dije que la experiencia se realizaría en el cine, en un cine poco céntrico, en el que hacían una película que no llamaba demasiado la atención y en una hora en la que la gente no suele ir en multitud.
Cómo el cine hacía bajada y se entraba por la parte delantera tendría que ser en la última fila así la gente de detrás no observaría ya que estaría mirando la película. Y en el rincón cerca de la pared de la izquierda.
Debía venir sola y no me conocería ni sabría como soy, en ningún momento podría mirarme. Por último tenia que entrar cuando la película estuviese empezada para que la luz no pudiese delatarme. La contraseña era que yo me sentaría en la penúltima butaca por lo que sólo pasaría delante mío ella.
La lógica dice que una chica no se sentaría en un cine al lado de un chico cuando tiene medio cine libre. Tendría que llevar una camisa y una falda tipo escocesa para no llamar demasiado la atención. El día del encuentro llegó y la verdad fue mejor de lo esperado.
Cuando empezó la película no había nadie, sólo yo, empezó algo más tarde de la cuenta, supongo que esperando gente, pero no... nadie mas, empezó la película y vi que alguien entraba, era una mujer con media melena, su pelo se balanceaba en su cuello, subió hasta la última fila y empezó a pasar mirando hacia delante, iba palpando con la piernas, y yo la miraba de reojo para no delatar mi faz con algún reflejo luminoso.
Era delgada, al menos eso me parecía y bien proporcionada ya que la silueta abultada de su pecho no sobresalía en exceso del resto de su figura. Yo estaba con los pies estirados y casi encajado en el asiento, al llegar a mí, y sin volverse a mirarme, era lo pactado, me pregunto que si podía pasar al sillón de al lado, le dije que sí pero no me moví ni un pelo, ella palpo mi pie y levanto el suyo para pasar, sorpresa!.
Su falda trasparentaba, podía verse la luz de la pantalla y lo mejor podía verse su estilizadas piernas, así como la unión de ambas en un pequeño rincón algo redondeado. Mi excitación fue instantánea, ella palpó mi pierna con la suya y al final puso el pie en el suelo. Iba a levantar la otra pierna cuando le dije que no se moviese. Se quedó quieta al momento.
La imagen era encantadora, estuve unos minutos así contemplando tan digno paisaje, sólo que de vez en cuando abría más mis piernas, con lo que ella se veía obligada a abrir más las suyas. Al abrir más sus piernas iba perdiendo altura hasta que se dejo de ver su silueta que era tapada por la opaca butaca de delante. Yo seguía abriendo sus piernas y ella tubo que recurrir a acogerse a la butaca de delante, cosa que no me gustó nada, quería verla bajar sin apoyo.
Me había llevado varios juguetes para disfrutar, pero juguetes que se pudiesen llevar guardados en los bolsillos y que no llamasen la atención, uno de ellos era una vara telescópica de esas que se utilizan para señalar. Le di en la mano con ella, instintivamente quito la mano.
Le dije que no hiciese nada que yo no le haya ordenado con anterioridad. Se quedó inmóvil. Yo toque sus piernas, eran suaves, muy suaves, las toque recorriendo toda su figura. Al ir subiendo se alzó su falda, seguí subiendo y llegue al final de la pierna, roce su braga, era muy fina, era un tanga, acerque mi boca a su culo, su olor era exquisito, usaba un perfume muy suave, lo besé y pasé mi lengua por todo él hasta llegar a su raja tenia la tira de las bragas dentro.
Cogí una navaja pequeñita y corte ambos laterales, las bragas cayeron encima de mis piernas.
Por primera vez toqué su coño, pensaba que a estas horas ya estaría tan excitada como lo estaba yo pero al tocarlo vi que no era así que sí estaba algo húmedo pero no lo suficiente, me entretuve un rato jugando con su clítoris, le metía los dedos en su coño y seguía jugando con su almeja, iba aumentando su excitación, ahora se refregaba con mi mano y yo estaba a punto de reventar.
En ese momento le quité la falda, no había nadie en el cine y salvo que el proyector se averiase quedaba un buen rato hasta que encendiesen las luces. Cerré las piernas y me levanté del asiento. No sé si aguantará mucho más, así que aparté mi vista de ella y me disponía a alejarme de ella cuando me pidió que no parase de tocarla.
Yo le di una patada y se quedo medio tumbada en el asiento de delante. Colgando casi da la vuelta entera. Fue a levantarse y le dije que ni se le ocurriese, que sólo yo podía decirle cuando debía hacerlo y que nunca más me dijese que es lo que debía o no hacer. La deje unos minutos en esa posición y le dije que se levantase. Lo hizo de seguida.
Se levantó y se quedó quieta, no intento ni darse la vuelta. Mi excitación había bajado y quería seguir disfrutando del juego. Me puse detrás de ella, y empecé a tocar sus pechos por encima de la blusa, eran duros, algo caídos, pero duros y sus pezones estaban erectos, desabroche su camisa y se la quité, no pude aguantar la tentación de besar su hombro al verlo desnudo, recorrí su espalda con el revés de la mano y su bello se electrizo, un escalofrío recorrió su cuerpo poniendo su carne de gallina.
Eso me puso de nuevo a cien. Le dije, ¿quieres emociones fuertes?. Ella asintió con la cabeza, le dije que tenia que decir: si, amo, y para que quedase claro pincé sus erectos pezones con mis uñas, ella se retorció, no estaba acostumbrada, yo seguía apretando y le dije que mientras no se pusiese erguida continuaría haciendolo. Poco a poco fue adoptando la posición inicial, es decir derecha.
Deje de pellizcarle los pezones y se los aplaste con las yemas de los dedos para aligerar el dolor. Le dije que cerrase los ojos y se echase para atrás tocando la butaca. Lo hizo de seguida.
Me puse delante, quería que la luz de la pantalla me revelara su figura. Era preciosa, muy bella, me pregunte como podía ser que una mujer tan bella estuviese delante de mí, sin conocerme sin saber a lo que se exponía. Su cara me llamó la atención, había lagrimas que bajaban por su tez, seguro que era del pellizco.
Besé sus ojos y el camino por el que habían bajado las lagrimas. Llegue a la comisura de sus labios y bese su boca, cogí mi pañuelo y anudando lo que quedaba de sus bragas improvisé un antifaz para ella. Se lo puse. Así no podría verme.
Recorrí de nuevo su cuerpo acariciando y tocando todo cada rincón, cada pliegue. Al llegar a su coño estaba inundado, ahora sí parecía mentira pero ahora sí estaba empapado como no lo había visto nunca. Cogí unas pinzas de la ropa y se las puse en los pezones, esta vez resistió mejor, le quite una y le lamí el pezón, estuve jugando un ratito con él, luego le puse de nuevo la pinza y me dediqué al otro, la oía gemir, pero yo continuaba con mi juego, porque era mi juego, sin hacerle caso.
Cogí la varita y azote sus pezones, esta vez no podía aguantar el dolor, tenia los pezones cogidos por las pinzas y yo le azotaba los pezones con golpes secos, le toque el coño estaba muy mojado, metí dos dedos en él, casi no tenia resistencia entraban rápidamente, le quité la mano y le di un golpe con la varita en mitad del coño.
Esta vez si que se arrodilló. La cogí por las pinzas y apretando en las puntas, la levante, le dije que tenia que aguantar más, que si no disfrutaría, le dije que la mezcla de placer y dolor es sublime, lo sé por experiencia, ya que yo disfruto tanto de esclavo como de amo. Creo que para que un amo sienta placer haciendo lo que hace tiene haber sufrido como esclavo, así cuando da un golpe tiene la experiencia de haberlo recibido, pero no hablemos de mí continuemos.
Levantada por los pezones tiré de ella hacia arriba, solo se mantenía por las puntas de los pies, la deje y cayó en el asiento, bien en la barra posabrazos. Se me ocurrió de golpe. La senté en el posabrazos con las manos estiradas a ambos lados atadas a los posabrazos de los lados, y los pies totalmente abiertos encima de los respaldos delanteros.
Abrí bien sus piernas y aproveche los espacios intermedios para meter sus piernas. Estaba de película, parecía crucificada de manos y pies, su coño completamente abierto a mi y sin poder moverse. Sus pechos aguantados por las pinzas. Sus ojos vendados.
Cogí mi maletín y saque un consolador anal fino, lo lubriqué y se lo fui introduciendo, pero entraba muy bien se notaba que ya había practicado bastante sexo anal, así que cogí otro vaginal y tras lubricarlo se lo introduje, estaba disfrutando metiendo y sacando el consolador, ella se retorcía.
Le metí los dedos en el coño me entraron como sin más, así que le deje el consolador en el culo, y le pude unas pinzas en cada uno de los labios vaginales, ahora sí que estaba disfrutando yo, ella gemía, lloraba y yo alternaba placer y dolor constantemente en su cuerpo hasta que unos espasmos sacudieron su cuerpo, nunca había visto a nadie así, después de los espasmos es como si se hubiese desmayado, no podía más.
Yo, un poco asustado le pregunte si estaba bien, ella tardó en contestar y me dijo que sí que muy bien. Yo no podía más necesitaba correrme, había disfrutado mucho y mi polla estaba a reventar. Le saque el consolador del culo, le bajé los pies, le desaté los brazos y le quité las pinzas de los pezones, estos estaban muy doloridos, planos por la presión, se los lamí, besé y con los dientes, sin hacerle daño intenté redondearlos.
Me bajé los pantalones y le metí mi polla en aquel coño, patinaba, entraba y salía que daba gusto, no tardé nada en correrme. Casi al meterla. Estuve un ratito encima de ella. Miré la hora había pasado hora y media, sólo quedaba un cuarto de hora para el final, me iba a subir los pantalones y ella me pidió que por favor esperase, cogió mi polla y lamió los restos de semen y jugos vaginales, me puso a cien de seguida, y al ver mi excitación me hizo la mejor lamida de polla de mi vida.
Me corrí en su boca y ella volvió a lamer los restos de semen. Me subí los pantalones y le dije que tenia cinco minutos antes de que se encendiesen las luces, me fui si mirar atrás.
Nunca me había pasado nada igual, hasta ese momento había tenido contactos esporádicos pero no de esa intensidad. Al cabo de unos días recibí un mensaje en el apartado diciéndome que quería repetir una experiencia parecida, que no quería saber quien era pero que, por favor, necesitaba repetirlo una vez más.
La cité en ........... (bien esto es otra historia).


Autor: Owsi

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